Amor que se escurrió

by - septiembre 10, 2013


1.-Interrupción
El sonido estruendoso de mi móvil interrumpió mi sueño, entreabrí los ojos y lo primero que distinguí fue la hora 4:28 a.m. más abajo leí número privado. Después de activarlo en modo de vibración  lo arroje al piso me dispuse a dormir de nueva cuenta pero era como si escuchara la vibración del móvil en mi oreja.

¿Quién rayos podría ser a esta hora? Seguramente era algo importante porque de otro modo nadie llama a esas horas.
-Hola- dije aún somnolienta
-¿Sara eres tú?- pregunto una voz temerosa
-¿Quién habla?- al momento de preguntar, intente recordar donde había escuchado esa voz, porque era muy claro que nos conocíamos.
-Soy Aranza- Respondió apenada
Aranza, Aranza ese nombre no me parecía familiar
-¿Cuál Aranza? –Dudé
-Aranza Ruiz-y  un silencio molesto se presento.
Ruiz lo decía todo, ese apellido y el mío contaban mil historias. Pero una incógnita me agobiaba ¿porque su madre me llamaba a esta hora?. Las malas noticias son adornadas por deshoras.
-¿Todo bien señora?-pregunte temerosa
-Es Bruno, el…-su voz quebró

Por mi parte no sabía que decir, hacía como cuatro años que no sabía de él (ningún mal entendido era pura precaución). Bruno y yo juntos somos lo mismo que dinamita pura, no nos veíamos con tanta frecuencia pero con cada encuentro explotaba el mundo.
Es mi mejor amigo y la persona que amo con más fuerza y es por ello que no puedo estar demasiado tiempo con él.

-¡Sara! ¿Sigues ahí?-Volví a la realidad lentamente.
-Bruno se accidento- gimió y se soltó a llorar.
Mi corazón se apretujo, escuche datos  y salí a toda prisa.


II.- Arribar-

Llegue al hospital, la gente me miraba despectivamente no paso mucho para notar que traía puesta una pijama demasiado corta en cada centímetro decía “fuck you”.

Tenía tanto sin pisar un hospital, ese olor a enfermo combinado con limpiador barato me producía nauseas.
Encontré a tu madre lidiando con un cansancio incapaz de esconderse, cuando me aproxime a ella se puso de pie y me miro con el mismo desdén de siempre. Sonreí con desesperanza.

Antes de que pudiera decir algo, ella se adelanto a todo.

-Disculpa por haber llamado a estas horas, estoy al tanto de que Bruno y tú están distanciados pero lo veo muy mal y no ha parado de insistir en que vinieras. Supongo que te quedarás un rato, yo iré a dormir un par de horas. El número de habitación es 304, tercer piso. Nos vemos después.

Estaba enmudecida. La señora Aranza había dado como cuatro pasos cuando giro repentinamente y de modo forzado dijo:
-Gracias Sara-.


III.- Condena
Entre a tu habitación sigilosamente, verte postrado en esa cama de hospital me partió el alma. Tu rostro albergaba moretones y sangre seca la imagen que yo observaba era muy lastimosa.
Acaricie tu mano derecha, descubrí un tatuaje en el dedo anular un triángulo minúsculo. Sonreí y una lágrima escapo. Cerré mis ojos y escuche tu voz .Rememore…

-Sara para ti ¿Qué es el amor?-Al tiempo que Bruno preguntaba una sonrisa de curiosidad lo delataba.
-Un triángulo- dije sarcásticamente
-Basta Sara, dime ya, desesperaste
-Es verdad, el amor es un triángulo es el símbolo de armonía y equilibrio perfecto, cada lado es igual se compensa hermosamente.
-Tú eres mi triángulo-.Apretó mi mano, lo bese despacio.

Justo ahora mi triángulo estaba perdiendo uno de sus lados. Mi Bruno moría ante mis ojos y yo no podía hacer nada. Acomode sus cabellos y antes de abandonar la habitación entre mi sollozo vocifere: Tú también eres mí triángulo.


IV.- Dolor Gradual

Después del cuarto día perdí la noción del tiempo, solo dejaba el hospital para ir a ducharme y cambiarme de ropa; las ojeras se acentuaron en mi rostro. Únicamente me alimentaba de la máquina de dulces que estaba situada a un lado del elevador. Baje alrededor de siete kilos a una velocidad exorbitante.

El doctor solo decía que Bruno tenía una fractura severa en el cerebro, que las esperanzas eran pocas y posiblemente todo iría en desmejora. Fue un accidente en su motocicleta no portaba casco y salió despedido.

Semanas más tarde, cuando el sueño casi me vencía el doctor Cienfuegos anunció un coágulo de sangre previno que no faltaba mucho para un derrame cerebral.

Salí del hospital con prisa y en la primera tienda mercantil que encontré compre una cajetilla de cigarros. Fume con una desesperación que casi me ahogo. Jamás había fumado no logre tranquilizarme y me enfade. Llore en silencio bajo una lluvia intempestiva.


V.-Escribir un final
En menos de 48 horas el derrame cerebral ocurrió, empezó a balbucear. Su cuerpo comenzó con parálisis. Aunque sabía que en breves momentos estaba lúcido lo que más me dolía es que antes de morir seguramente me olvidaría.

Por primera vez desde que la madre de Bruno me llamo prendí mi móvil. Era 4 de Octubre casi las 11pm. Me encontraba sumida en otro tiempo muy atrás donde los riesgos me hacían reír y donde Bruno era un chiflado estupendo.

Aranza sacudió mi brazo y solo así vi que ya habías muerto. Esa noche perdí el poco entusiasmo que me quedaba por la vida. Lamente alejarme de Bruno tanto tiempo esa precaución solo resulto contraproducente. Ojala hubiera muerto contigo, debimos estar juntos.
Que egoísta fuiste ahora yo también he muerto.

Al llegar a casa me hundí en el sofá, aquí termina todo justo donde empezó, en este sofá que también te acaricio. No queda nada…el alma se extinguió.

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