Amor que se escurrió
1.-Interrupción
El sonido estruendoso de mi móvil interrumpió mi
sueño, entreabrí los ojos y lo primero que distinguí fue la hora 4:28 a.m. más
abajo leí número privado. Después de activarlo en modo de vibración lo arroje al piso me dispuse a dormir de nueva
cuenta pero era como si escuchara la vibración del móvil en mi oreja.
¿Quién rayos podría ser a esta hora? Seguramente
era algo importante porque de otro modo nadie llama a esas horas.
-Hola- dije aún somnolienta
-¿Sara eres tú?- pregunto una voz temerosa
-¿Quién habla?- al momento de preguntar, intente
recordar donde había escuchado esa voz, porque era muy claro que nos
conocíamos.
-Soy Aranza- Respondió apenada
Aranza, Aranza ese nombre no me parecía familiar
-¿Cuál Aranza? –Dudé
-Aranza Ruiz-y
un silencio molesto se presento.
Ruiz lo decía todo, ese apellido y el mío
contaban mil historias. Pero una incógnita me agobiaba ¿porque su madre me
llamaba a esta hora?. Las malas noticias son adornadas por deshoras.
-¿Todo bien señora?-pregunte temerosa
-Es Bruno, el…-su voz quebró
Por mi parte no sabía que decir, hacía como
cuatro años que no sabía de él (ningún mal entendido era pura precaución).
Bruno y yo juntos somos lo mismo que dinamita pura, no nos veíamos con tanta
frecuencia pero con cada encuentro explotaba el mundo.
Es mi mejor amigo y la persona que amo con más
fuerza y es por ello que no puedo estar demasiado tiempo con él.
-¡Sara! ¿Sigues ahí?-Volví a la realidad
lentamente.
-Bruno se accidento- gimió y se soltó a llorar.
Mi corazón se apretujo, escuche datos y salí a toda prisa.
II.- Arribar-
Llegue al hospital, la
gente me miraba despectivamente no paso mucho para notar que traía puesta una
pijama demasiado corta en cada centímetro decía “fuck you”.
Tenía tanto sin pisar un
hospital, ese olor a enfermo combinado con limpiador barato me producía
nauseas.
Encontré a tu madre lidiando con
un cansancio incapaz de esconderse, cuando me aproxime a ella se puso de pie y
me miro con el mismo desdén de siempre. Sonreí con desesperanza.
Antes de que pudiera decir algo, ella se adelanto a todo.
-Disculpa por haber llamado a
estas horas, estoy al tanto de que Bruno y tú están distanciados pero lo veo
muy mal y no ha parado de insistir en que vinieras. Supongo que te quedarás un
rato, yo iré a dormir un par de horas. El número de habitación es 304, tercer
piso. Nos vemos después.
Estaba enmudecida. La señora
Aranza había dado como cuatro pasos cuando giro repentinamente y de modo
forzado dijo:
-Gracias Sara-.
III.- Condena
Entre a tu habitación
sigilosamente, verte postrado en esa cama de hospital me partió el alma. Tu
rostro albergaba moretones y sangre seca la imagen que yo observaba era muy
lastimosa.
Acaricie tu mano derecha,
descubrí un tatuaje en el dedo anular un triángulo minúsculo. Sonreí y una
lágrima escapo. Cerré mis ojos y escuche tu voz .Rememore…
-Sara para ti ¿Qué es el amor?-Al
tiempo que Bruno preguntaba una sonrisa de curiosidad lo delataba.
-Un triángulo- dije
sarcásticamente
-Basta Sara, dime ya, desesperaste
-Es verdad, el amor es un
triángulo es el símbolo de armonía y equilibrio perfecto, cada lado es igual se
compensa hermosamente.
-Tú eres mi triángulo-.Apretó mi mano, lo bese despacio.
Justo ahora mi triángulo estaba
perdiendo uno de sus lados. Mi Bruno moría ante mis ojos y yo no podía hacer
nada. Acomode sus cabellos y antes de abandonar la habitación entre mi sollozo
vocifere: Tú también eres mí triángulo.
IV.- Dolor Gradual
Después del cuarto día perdí la
noción del tiempo, solo dejaba el hospital para ir a ducharme y cambiarme de
ropa; las ojeras se acentuaron en mi rostro. Únicamente me alimentaba de la máquina
de dulces que estaba situada a un lado del elevador. Baje alrededor de siete
kilos a una velocidad exorbitante.
El doctor solo decía que Bruno
tenía una fractura severa en el cerebro, que las esperanzas eran pocas y
posiblemente todo iría en desmejora. Fue un accidente en su motocicleta no
portaba casco y salió despedido.
Semanas más tarde, cuando
el sueño casi me vencía el doctor Cienfuegos anunció un coágulo de sangre
previno que no faltaba mucho para un derrame cerebral.
Salí del hospital con prisa y en
la primera tienda mercantil que encontré compre una cajetilla de cigarros. Fume
con una desesperación que casi me ahogo. Jamás había fumado no logre
tranquilizarme y me enfade. Llore en silencio bajo una lluvia intempestiva.
V.-Escribir un final
En menos de 48 horas el derrame
cerebral ocurrió, empezó a balbucear. Su cuerpo comenzó con parálisis. Aunque
sabía que en breves momentos estaba lúcido lo que más me dolía es que antes de
morir seguramente me olvidaría.
Aranza sacudió mi brazo y solo así vi que ya habías muerto. Esa noche perdí el poco entusiasmo que me quedaba por la vida. Lamente alejarme de Bruno tanto tiempo esa precaución solo resulto contraproducente. Ojala hubiera muerto contigo, debimos estar juntos.
Que egoísta fuiste ahora yo también he muerto.
Al llegar a casa me hundí en el sofá, aquí termina todo justo donde empezó, en este sofá que también te acaricio. No queda nada…el alma se extinguió.
2 comentarios