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Fátima (con "F" de fatídica)

by - marzo 18, 2014

Siempre me gusto jugar con “fuego”, ese peligro que estremece, un placer difícil de explicar. Solía ser muy seguro de cada movimiento que hacía y si algo me salía mal perdía el control. Así es, perdía y si hay algo que no sé hacer es perder.

No soy precisamente orgulloso, pero el amor es un arma de doble filo. Me quedaban vagos recuerdos de lo que era un buen beso y ni que decir de disfrutar la compañía de alguien más. Y por más que trate de evitarlo, ella se instalo en mi vida.

¿Saben porque la adoraba? No lo sé, no sabía si amaba más sus defectos o sus cualidades. Ella me mostró su sonrisa, la que escondía detrás de un semblante de mal humor, nunca supe porque ese mal genio, si era delicada y noble.

Dude más de una vez en escribirle, las ganas me carcomían pero es que era tan meticulosa a la hora de analizar a la gente que en un breve momento aniquilaba  mi armadura de seguridad.
Fátima era un delirio, es un delirio y será un delirio.

Ella ignora todo lo que hasta ahora les he contado, no sabe que sin ella una parte de mi muere. No creo que sepa que la amo con una intensidad que aterra, sé que me equivoque al querer proyectar una imagen severa de  un “yo” que no existe, fui incapaz de mostrarle mi corazón en mano a alguien que duda de sonreír.

Mi tía Isabel solía decir que nunca hay que fiarse de aquella gente que no te deja escuchar el sonido de su risa, no entendí su frase hasta ahora (bueno aún no lo entiendo del todo) supongo que era una advertencia.

Hoy Fátima esta tan cerca, pero tan lejana, más lejana que al principio y esta situación solo provoca que mi anhelo por ella crezca desmesuradamente, pero ya no quedan caminos de regreso.

La observo de lejos, la dejo ir. 

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