Manifiesto

by - septiembre 15, 2019


Lo admito, me gusta vivir acariciando los extremos
me seduce lo incontrolable, las descargas de adrenalina
y sentir el corazón acelerado, no conocer el rumbo...
avanzar... para después tomar un giro repentino
o quizá volverlo un zigzag.

Hay cierto hechizo sobre la imperfección 
y yo me pierdo, 
me suelto, 
me dejo llevar
por un sendero
que no se pueda calcular.





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